Cuando se introdujo el mercado de créditos de carbono, había grandes esperanzas de que esta iniciativa supusiera un antes y un después en la protección del medioambiente. Al vincular un sistema de créditos a las emisiones de dióxido de carbono, las empresas, tanto grandes como pequeñas, se verían incentivadas económicamente para reducir sus emisiones o sufrirían un coste económico si superaran los límites establecidos.
No obstante, como ocurre con cualquier iniciativa global, el despliegue de un sistema coherente, claro y aplicable es una tarea compleja. Además, el mercado de créditos de carbono no ha cumplido algunas de sus grandes promesas debido a estas complejidades.
En la COP26 de 2021, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se celebraron debates para abordar algunas de estas cuestiones dentro del mercado de créditos de carbono y decidir qué era necesario para avanzar. Identificaron los siguientes problemas que obstaculizan un progreso efectivo y propusieron acciones específicas para superarlos, de modo que podamos alcanzar nuestro objetivo común de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales.
Hasta ahora, los países se veían obligados a determinar sus propias reglas y normas en lo relativo a sus planes nacionales de acción climática. Al no existir un sistema común que estableciera directrices claras, resultaba muy difícil evaluar la calidad de la información comunicada por los distintos países y hacer comparaciones significativas entre ellos. Esto condujo a casos de «greenwashing» y, comprensiblemente, a la disminución de la confianza entre las naciones.
Para abordar la necesidad de un marco autorizado que todo el mundo siga, durante la COP26 se ultimó un documento conocido como el «Libro de Reglas del Acuerdo de París». Este libro de reglas estableció una coherencia, un rigor y una responsabilidad muy necesarios para que los países cumplan sus compromisos de acción climática.
Se prestó especial atención a los países en vías de desarrollo, ya que en el pasado no estaban obligados a cumplir las estrictas directrices de presentación de informes. El libro de reglas de París aborda esta cuestión aclarando las normas de presentación de informes para incluir una mayor frecuencia, alcance y profundidad, al tiempo que se compromete a apoyar a las partes que necesiten ayuda para aplicar estas directrices actualizadas.
Por mucho que la COP26 haya impulsado el proceso, la coherencia global no es el único problema que afecta al progreso del mercado de créditos de carbono: también hay definiciones borrosas sobre qué acciones climáticas reducen realmente las emisiones de carbono y cuáles parecen buenas únicamente sobre el papel.
El concepto del carácter adicional resulta crucial en este contexto. Para que el mercado de créditos de carbono logre beneficios reales, tiene que incentivar nuevos cambios complementarios que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, hasta ahora, las partes podían obtener créditos de carbono por las inversiones en estrategias de mitigación que se hubieran realizado de cualquier manera, independientemente de que obtuvieran o no créditos por ello.
Un buen ejemplo de ello son los créditos de compensación de carbono forestal de California, un programa que concede grandes volúmenes de créditos de compensación a proyectos forestales con reservas de carbono que superan las medias regionales. Como recurso natural de larga duración, el bosque habría almacenado carbono con o sin la existencia del mercado de créditos de carbono. Al añadir los créditos de carbono de los bosques al balance, parecía que se obtenían verdaderas ganancias, pero en realidad el statu quo no había cambiado nada. El mismo problema entra en juego cuando las organizaciones obtienen créditos por iniciativas existentes, como parques eólicos y solares, ya que estos habrían seguido adelante incluso sin la implantación del mercado de créditos de carbono.
El objetivo de los créditos de carbono es estimular un cambio que no se habría producido de otro modo. Categorizar las medidas de ahorro de carbono existentes en el marco del mercado da la apariencia de progreso sin que se produzca ningún beneficio medioambiental real. Lambert Schneider, coordinador alemán de investigación sobre política climática, señaló que la COP26 no abordó de forma significativa esta laguna, ya que la conferencia confirmó que permitirá que los créditos de los proyectos registrados ya en 2013 cuenten para el sistema de créditos.
A medida que la necesidad de abordar el cambio climático se hace más urgente, el papel del mercado de créditos de carbono desempeñará un papel cada vez más importante en el cumplimiento de nuestros objetivos climáticos colectivos. Como dejaron claro los resultados de la COP26, el enfoque necesario debe incluir la transparencia, la responsabilidad y una supervisión significativa. No obstante, es necesario un mayor ajuste y una acción más rápida para que nuestros objetivos sean realistas.
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